Hoy quiero hablar de un tema que me intrigó durante la pandemia: las apps de citas, específicamente Tinder y Bumble. Sé que hay muchas más, algunas de nicho y otras más peculiares, pero centrémonos en estas dos.
Hace casi cinco años, mientras todos estábamos en casa, me pregunté: ¿qué hacen las personas que usaban Tinder como su “menú semanal”? Decidí hacer un experimento social: descargué la app, me hice pasar por un chico buscando algo casual o el amor, pero en realidad recolectaba datos. Complementé esto con estudios recientes, y al final, escribí un artículo en mi blog personal que sorprendió por la cantidad de visitas que recibió.
No estoy aquí para hablar solo de mi “idea genial de pandemia”, sino para compartir algo que escuché hace poco en una entrevista con el psicólogo brasileño Thomas Shultz. Él menciona que gracias a estas apps, nos hemos vuelto desechables; somos solo opciones en un menú. Si una persona no nos gusta, se va, y la tolerancia o la idea de “dejemos ver qué pasa” han desaparecido. Nuestro cerebro se ha acostumbrado a esperar esa “mejor opción” que, lamentablemente, no siempre llega. Las relaciones se construyen con el tiempo, no se moldean a la medida de nuestras expectativas.
Todo esto me lleva a hablar de la fatiga emocional que generan estas aplicaciones. Cansados de dar “like” y aparentar, muchos usuarios están empezando a experimentar lo que El Confidencial llama “fatiga emocional”. A pesar de que estas apps fueron útiles durante el confinamiento en 2020, muchas personas aún no han encontrado a esa persona especial.
Según una encuesta de Badoo, más de tres cuartas partes de los solteros británicos se sienten agotados por interacciones poco gratificantes. Otra investigación de Hinge reveló que el 61% de sus usuarios se sentían cansados tras varias citas sin éxito. Además, un estudio en Estados Unidos en 2022 mostró que cuatro de cada cinco adultos experimentaron algún grado de fatiga emocional por las citas en apps.
¿Y qué significa esto?
Primero, que el cerebro se ha acostumbrado a ser solo una opción. Segundo, la dinámica de deslizar hacia la derecha o izquierda ha despojado a las interacciones de su emoción original. Y tercero, se ha convertido en un “jueguito” adictivo donde el éxito se mide en matcheos.
¿Cómo saber si estás experimentando fatiga emocional? Según la psicóloga Nora Padison, hay cuatro señales clave:
Sentimientos negativos al abrir la app, como “aquí voy de nuevo”.
Agotamiento al usarla, sintiendo que no se está pasando un buen rato, sino que se gasta energía sin resultados.
La acción de borrar la app y volver a descargarla, una especie de relación tóxica.
Comportamientos extremos, como insultar a otras personas debido a la frustración de no conseguir matches. Según Pew Research Center, un 44% de las usuarias menores de 35 años han recibido al menos un insulto a través de estas apps.
Además, una encuesta de 2016 mostró que quienes usaban Tinder solían tener menos amor propio y más problemas con su imagen corporal.
La pregunta que queda es: en un mundo tan digitalizado que ha cambiado las interacciones interpersonales, ¿dónde se liga hoy? ¿Regresamos a los viejos tiempos, a una librería, a comprar CDs o a alquilar películas? ¿Cuáles son los nuevos espacios donde se da esa interacción espontánea?